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El cáncer de mama es el tumor que se da con mayor frecuencia en las mujeres occidentales y se origina en el tejido de la glándula mamaria.
Cuando las células tumorales proceden del tejido glandular de la mama y son capaces de invadir los tejidos sanos de alrededor y de alcanzar órganos alejados estableciéndose en ellos, se denomina cáncer de mama.
Aunque afecta en un alto porcentaje a mujeres no es una enfermedad exclusiva de ellas, ya que los hombres también pueden padecerlo.
Este tipo de tumor puede crecer de tres formas:
- Crecimiento local. El cáncer de mama crece por invasión directa, infiltrando estructuras diferentes de la mama de donde se ha originado inicialmente. Llega a estructuras vecinas como la pared torácica (músculos y huesos) y la piel.
- Diseminación linfática. La red de vasos linfáticos que posee la mama permite que el drenaje de la linfa se efectúe a varios grupos ganglionares. Los ganglios situados en la axila (axilares) son los más frecuentemente afectados, seguidos de los situados en la arteria mamaria interna (zona central del tórax) y los ganglios supraclaviculares (encima de la clavícula).
- Diseminación hematógena. Se realiza a través de los vasos sanguíneos, preferentemente hacia huesos, pulmón, hígado y piel.
Existen unos factores de riesgo que pueden dar lugar a su aparición:
- Ser mujer es el más importante debido a que la glándula mamaria se desarrolla más que en los hombres y esta glándula está sometida al estímulo constante de los factores de crecimiento hormonales, los estrógenos y la progesterona.
- el riesgo de padecer este tipo de cáncer aumenta con la edad.
- La raza es otro factor que a tener en cuenta ya que las mujeres blancas son las que tienen un riesgo más elevado de padecer cáncer de mama.
La autoexploración mamaria se ha convertido en un factor determinante en la prevención del cáncer de mama. A partir de los 20 años es conveniente revisarse las mamas una vez al mes, preferiblemente en el quinto día de menstruación. A partir de los 40 es conveniente realizarse una mamografía cada dos años y cada año al llegar a los 50.
También ayuda la práctica de ejercicio físico regular, mantener una dieta equilibrada y un peso adecuado, evitar el consumo de alcohol y tabaco.
Las mujeres que han dado lactancia materna entre 6 y 24 meses, se ha demostrado que pueden reducir el riesgo de padecer cáncer de mama entre un 11 y un 25%.
El diagnóstico precoz es esencial ya que si se detecta en su etapa inicial, prácticamente las posibilidades de curación de los cánceres de mama son del 100%.
La prueba de diagnóstico más utilizada es la mamografía. Esta técnica consiste en una radiografía de las mamas capaz de detectar lesiones en estadios muy iniciales de la enfermedad. Cuando el tumor se detecta de manera precoz es posible aplicar tratamientos menos agresivos que dejan menos secuelas físicas y psicológicas en la mujer.
En caso de padecer cáncer de mama el tratamiento suele ser multidisciplinar. Los tratamientos más frecuentemente son la cirugía, la radioterapia, la quimioterapia y la hormonoterapia. A su vez el tratamiento puede ser:
- Local. Dirigido al tumor en su lugar de origen o localización determinada (cirugía y la radioterapia).
- Sistémico. Es un tratamiento que afecta a todo el organismo (quimioterapia y la hormonoterapia).
- Adyuvante. Tratamiento sistémico administrado tras un tratamiento local sin que exista evidencia de enfermedad. El objetivo de este tratamiento es destruir células tumorales que estén dispersas por el organismo.
- Neoadyuvante. Se administra tratamiento sistémico antes de un tratamiento local, con el objetivo de reducir el tamaño del tumor antes de la cirugía.
Si el tumor se encuentra en fases más avanzadas, el tratamiento sería de tipo quirúrgico. El tipo de cirugía a realizar dependería del tamaño, localización y extensión del tumor.
Cuando se extirpa sólo el tumor se llama tumorectomía (cirugía conservadora).
Cuando lo que se extirpa es el cuadrante donde se localiza el tumor se llama cuadrantectomía (cirugía conservadora).
Cuando se extirpa la mama entera se denomina mastectomía, y consiste en la extirpación de toda la mama. Puede ser de dos tipos:
– Mastectomía radical modificada. En ella se extirpan la mama y los ganglios axilares (es la más utilizada).
– Mastectomía radical (mastectomía tipo Halsted). Consiste en la extirpación de la mama, de los músculos pectorales y de los ganglios axilares. Se utilizaba mucho en el pasado pero no en la actualidad.
Gracias a los avances médicos y a la detección precoz las esperanzas de curación superan el 95%. Lo más importante en estos casos es mantener una actitud positiva, tener el apoyo familiar y recibir ayuda psicológica por parte de un profesional especializado.
La discinesia o disquinesia escapular se refiere a un movimiento anormal de la escápula (paleta), que da lugar a una alteración de la posición de la escápula en los movimientos glenohumerales. Esta alteración puede producir desequilibrios anatómicos en estructuras adyacentes a la escápula o poca movilidad de la misma.
Su diagnóstico es complejo y dependiendo de los síntomas que manifieste cada paciente se realiza una evaluación de la escápula y de las estructuras adyacentes para determinar el origen de la Disquinesia Escapular.
En función de los síntomas que presente el paciente junto a la posición anatómica que presente la escápula, la Disquinesia se puede clasificar como:
- Tipo I. La escápula se inclina hacia adelante. Durante los movimientos del brazo (elevación), se inclina hacia el ángulo inferior y el acromion se inclina sobre la parte superior del tórax.
- Tipo II. Durante el movimiento del brazo (elevación), el borde escapular medial se inclina frente del tórax.
- Tipo III. El borde superior de la escápula es excesivo y el paciente encoge los hombros. El borde superior de la escápula es elevado y la escápula es desplazada hacia delante. Durante el movimiento del brazo (elevación), un encogimiento de hombros inicia el movimiento.
Dichas alteraciones anatómicas dan lugar a desequilibrios musculares que conforman la cintura escapular y el paquete muscular del hombro.
Las causas que dan lugar a su aparición son posibles posturas anómalas o alteración anatómica, debilidad muscular o por contractura capsular, desequilibrios musculares o fatiga muscular, disfunción propioceptiva, lesión del nervio como consecuencia de una cirugía, traumatismo, etc.
Su tratamiento se basa principalmente en la rehabilitación de todo el miembro superior, incluyendo las estructuras anatómicas de la escápula, del hombro y el cuello. Una rehabilitación basada en la recuperación del movimiento, el control y la fuerza.
Los objetivos del tratamiento son:
- Disminuir dolor.
- Aumentar estabilidad de la escápula.
- Fortalecer la musculatura escapular.
- Aumentar el control del hombro.
- Prevenir lesiones de las estructuras adyacentes.
El programa de rehabilitación estará encaminado a la restauración cinética de la escápula en los diferentes movimientos del hombro mediante:
- La aplicación de técnicas manuales que contribuyan a liberar las articulaciones que actúan en la cintura escapular, el hombro y el cuello.
- La realización de movilizaciones pasivas de la escápula.
- Establecimiento de un plan de entrenamiento muscular con estiramientos, indicando al paciente ejercicios y educándolo en cuanto a la armonización del ritmo glenohumeral y su integración en los movimientos del hombro.
Los ejercicios que pueden ayudar a su rehabilitación van desde ejercicios fortalecedores del manguito rotador, el remo boca abajo, las elevaciones de hombros, deslizamiento de pelotas,…
En verano es la época del año en la que hemos podido sufrir una exposición excesiva al Sol. Esta exposición prolongada provoca que nuestro cuerpo sufra perdida de agua y sales minerales.
Por ello que es muy importante que durante todas las épocas del año y especialmente en verano procuremos mantener una adecuada hidratación interna y externa.
Los rayos solares en verano pueden ser peligrosos si nos excedemos al exponernos. Cada día nuestra piel se ve expuesta a los rayos del Sol y esto provoca que podamos sufrir las temidas quemaduras solares.
Las quemaduras se dan cuando los rayos ultravioletas del Sol penetran en nuestra piel causando la muerte del tejido de la epidermis. Esto puede hacer que sintamos dolor y que surjan manchas solares.
Si notamos que nuestra piel ha sufrido daños debido a la exposición solar debemos comenzar a tratarlo lo antes posible para evitar que la salud de nuestra piel se vea afectada.
Como siempre comentamos el mejor remedio siempre es la prevención. En este caso no sobre-exponernos al Sol es lo mejor. En caso de exponernos al Sol, recordad la utilización de un buen bloqueador o protector con un filtro protector alto (adecuado según el tipo de piel).
En caso de que los rayos solares hayan causado daños a nuestra piel, os dejamos una serie de consejos que os pueden resultar de ayuda:
- Procurad manteneros a la sombra. Si nuestra piel esta quemada debemos procurar mantenernos a la sombra. Continuar exponiéndonos al Sol empeorará el problema. Si debéis salir al exterior debéis utilizar ropa que cubran bien vuestra piel y protegerla con protector solar.
- Tomaos una ducha con agua fría. El agua fría ayuda a refrescar y calmar la zona afectada. Podemos utilizar compresas de agua fría y colocarlas en la zona afectada durante unos minutos.
- Bebed agua en abundancia. Beber agua os ayudará a evitar la deshidratación y sus consecuencias (perdida de agua y sales esenciales).
- Las compresas de leche fría, que contienen ácidos grasos y lácticos, ayudan a calmar las quemaduras.
- Hidratar la piel dañada. El aloe vera es una de las plantas más utilizadas para tratar las quemaduras. Entre sus propiedades están aliviar el dolor de las quemaduras, regenerar y reparar los tejidos más rápido.
En caso de que sintamos dolor o aparezcan ampollas, lo mejor que podemos hacer es acudir a un especialista.
Pero siempre recordad que lo más importante es la prevención, manteneos siempre bien hidratados, bebed mucha agua, mantened una alimentación sana y equilibrada, etc.
El hueso trígono es un hueso adicional que se desarrolla en ocasiones detrás del hueso del tobillo (astrágalo).
El síndrome del hueso trígono se da como consecuencia de apuntar de manera continuada los dedos de los pies hacia abajo. Es una patología muy común entre bailarinas de ballet, jugadores de fútbol y otros atletas.
Los síntomas del síndrome del hueso trígono son dolor profundo y agudo en la parte posterior del tobillo, especialmente cuando se hace presión en el dedo gordo del pie al caminar o cuando se apuntan los dedos de los pies hacia abajo. Sensibilidad en el área cuando al ser palpada e hinchazón en la parte trasera del tobillo.
Su tratamiento suele ser conservador, aunque hay casos en los que es necesario la cirugía. La fisioterapia puede resultar de gran ayuda en su tratamiento.
Tratamiento conservador:
- No apoyarse sobre el pie lesionado para que reduzca la inflamación.
- Inmovilización. En ocasiones se hace uso de una bota para caminar con el objetico de restringir el movimiento del tobillo y permitir que el tejido lesionado se cure.
- Uso de hielo. Colocando una bolsa de hielo cubierta por una toalla delgada sobre el área afectada para que reduzca la inflamación.
- Medicamentos orales. Los anti-inflamatorios no esteroides pueden ayudar a reducir el dolor e inflamación.
Tratamiento quirúrgico.
Es muy raro, pero en caso de ser necesario recurrir a la cirugía, esta consiste por lo general en la eliminación del hueso trígono. El hueso trígono al ser un hueso adicional no es necesario para el funcionamiento normal del pie.
La fisioterapia para el tratamiento de este síndrome se centra en reducir la inflamación y el dolor a través de la terapia manual: movilización del edema, movilización de la articulación, movilización de tejido, liberación de puntos de gatillo, crioterapia, ejercicios terapéuticos, fortalecimiento intrínseco y extrínseco, bandas elásticas, la re-educación neuromuscular, etc., con el objetivo de fortalecer la musculatura del tobillo y del pie.
El Juanete de Sastre es una deformidad que afecta a la alineación del dedo pequeño. En ocasiones puede producir dolor o dificultad al calzarse.
Las causas que originan su aparición se asocian a una anomalía hereditaria del pie que producen cambios en la cabeza del metatarsiano (junto a la base del dedo pequeño del pie, en el lateral). Se produce una prominencia ósea que hace que el quinto hueso metatarsiano comience a salir hacia afuera y el dedo pequeño del pie va hacia adentro. Esto da lugar a que el pie que se irrite con el roce del calzado.
Los síntomas más comunes del juanete de sastre son enrojecimiento, inflamación y dolor localizado. A veces pueden aparecer callos como consecuencia de la fricción entre el hueso y el resto de los tejidos blandos. Estos síntomas suelen agravarse al utilizar calzado demasiado estrecho.
Su diagnóstico es fácil ya que la deformidad del pie es evidente y su tratamiento puede ser no quirúrgico y quirúrgico.
El tratamiento no quirúrgico y conservador:
- Utilización de zapatos de horma de ancha.
- Uso de Pads. Fieltros, almohadillas, siliconas, etc., que puestos sobre el área pueden ayudar a reducir el dolor.
- Anti-inflamatorios no esteroideos. Pueden ayudar a aliviar el dolor y la inflamación.
- Frío local. Que reduce el dolor y la inflamación.
- Infiltraciones con corticosteroides para tratar el tejido inflamado alrededor de la articulación.
- Uso de aparatos ortopédicos.
- Uso de hielo en la zona afectada.
El tratamiento con cirugía tiene como fin corregir la deformidad del dedo y aliviar los síntomas que produce. La cirugía para este tipo de juanete es similar a la cirugía para el Hallux Valgus y se puede realizar de forma percutánea.
Tratamiento con fisioterapia no corrige la deformidad pero si reduce el color y la inflamación provocada por el juanete de sastre.
El baño de contraste de agua fría y agua caliente es una técnica que influye sobre la circulación de nuestro organismo, y desde tiempos pasados es utilizada como una técnica efectiva en el tratamiento y rehabilitación de diversas lesiones musculoesqueleticas, principalmente traumáticas.
Es una técnica efectiva en la recuperación de esguinces de tobillo, fracturas del pie, del tobillo y lesiones con inflamación y edema. En casos en los que los tejidos se encuentran empastados, duros, rígidos y con una circulación atascada y disminuida, los baños de contraste nos van a ayudar a limpiarlos.
Es una técnica sencilla que podemos llevar a cabo en casa, y para realizarla solo debemos utilizar dos cubetas en las que se puede introducir fácilmente la mano, la muñeca, los pies o los tobillos. Para utilizarla en otras partes del cuerpo en las que no es posible sumergirlas en las cubetas (hombro, cadera,…), se utilizará la misma técnica de contraste con los mismos principios pero utilizando compresas calientes o frías (en el caso del agua fría utilizaremos hielo, ya que transfiere mejor el frío a la zona afectada).
Los beneficios que tiene paratratar lesiones son:
- Aumento del riego sanguíneo y estimulación de vasodilatación y vasoconstricción.
- Limpieza de los tejidos y reducción de los edemas.
- Disminución de la rigidez y dolor previo a la rehabilitación y ejercicio.
- Estimulación del sistema nervioso autónomo.
Los pasos que se deben llevar a cabo para su correcta realización:
Necesitaremos dos cubetas con el tamaño suficiente como para que quepa la parte del cuerpo lesionada que queramos tratar. En una cubeta introduciremos agua caliente y en la otra cubeta introduciremos agua fría.
- Para la cubeta de agua caliente. El agua caliente debe de estar entre 38 y 44 grados centígrados. Los pies deberán permanecer en la cubeta entre 4 y 6 minutos.
- Para la cubeta de agua fría. El agua debe estar entre 10 y 20 grados centígrados y permaneceremos en ella entre 1 y 2 minutos.
Se comenzará siempre con el agua caliente, para posteriormente pasar al agua fría. Nos mantendremos en cada cubeta el tiempo establecido, realizando entre dos, tres o cuatro cambios, alternando agua fría y agua caliente.
Si la lesión es reciente, finalizamos siempre en la cubeta de agua fría. En caso de que la lesión sea de tipo crónica o haya pasado por un largo período de inmovilización terminaremos en la cubeta de agua caliente.
Una técnica de gran ayuda y que te animamos a que realices en casa.
El pie plano es una afección caracterizada por una falta de arco longitudinal o de bóveda plantar, es decir, el pie no tiene un arco normal. Es una patología muy frecuente que se da debido a que los tejidos que sostienen las articulaciones en el pie (tendones) están flojos.
Es normal que se de en los bebes y en niños pequeños, pero a medida que estos crecen los tejidos se tensan y forman un arco (entre los 2 y 3 años de edad).
Puede suceder que como consecuencia del envejecimiento, lesiones o una enfermedad los tendones sufran daños y se desarrolle pie plano en una persona a quien ya se le han formado los arcos.
El pie plano se pueden clasificar como:
- Pie plano flexible. Es uno de los tipos más comunes de pie plano y se refiere a un pie que es plano cuando la persona lo apoya en el suelo pero, al levantarlo, el arco vuelve a formarse. Se origina en la niñez y su gravedad va aumentando a lo largo de los años.
- Pie plano rígido. Este tipo de pie no presenta arco plantar en ninguna circunstancia.
Los pies planos ocurren debido a que los tejidos que sostienen las articulaciones en el pie se debilitan, y las causas que dan lugar a su aparición van desde una cierta predisposición genética producida por un trastorno cromosómico primitivo, como consecuencia de una mala posición fetal y hasta un desbalance biomecánico.
La mayoría de los pies planos no causa dolor y en algunos casos solo se presenta la ausencia del arco plantar sin manifestar ningún tipo de sintomatología. En niños pequeños el dolor de pie plano es causado por la coalición tarsiana, una afección en la que dos o más huesos del pie crecen unidos o se fusionan. En el caso de los adultos el dolor aparecerá después de períodos prolongados sobre utilizando el pie o practicando deporte.
Si el pie plano no causa dolor o problemas al caminar no necesita de un tratamiento específico, pero cuando el pie plano es patológico y produce dolor o molestias debemos acudir a un especialista para que valore la terapia que más se adecúa al paciente.
Si el problema es más grave es posible que haya que realizar algún tipo de tratamiento quirúrgico para reparar el tendón y fusionar algunas de las articulaciones del pie en una correcta posición.
También se puede realizar un tratamiento ortopédico con la utilización de unas zapatillas especiales o unas plantillas.
En cuanto al tratamiento fisioterapéutico, este nos puede ayudar mediante la realización de ejercicios, en ciclos y repeticiones que dependerán de la tolerancia del paciente, loe ejercicios serán siempre dirigidos a fortalecer la musculatura implicada para estimular así la formación del arco plantar. También se hará uso de agentes físicos para preparar la musculatura a trabajar, incluyendo inducciones miofasciales superficiales y profundas para la liberación del tejido comprometido.
El bruxismo se produce como resultado de una alteración biomecánica de la articulación temporo-mandibular (justo delante del oído) en la que se aprietan los dientes generalmente de forma inconsciente y en la que tiene una mayor incidencia durante la noche.
Se clasifican en varios tipos:
– Bruxismo de apretamiento. Se aprietan los dientes en una determinada posición con contracción mantenida.
– De frotamiento. Se friccionan los dientes produciendo un rechinamiento, con contracción y relajación de los músculos alternadamente. Es el que produce un desgaste dentario.
– Diurno. Apretamiento o rechinamiento consciente (generalmente).
– Nocturno. Apretamiento o rechinamiento durante el sueño. Al despertar se nota cansancio muscular en la zona.
– Crónico. La persona bruxa constantemente durante el día y la noche.
En las personas que padecen de bruxismo de apretamiento el síntoma predominante es el dolor muscular acompañado frecuentemente de cefaleas. En las personas rechinadoras, la manifestación más frecuente es el desgaste en los dientes.
La principal causa de su aparición está relacionada con el estrés, además de otros factores que pueden agravar los síntomas (malos hábitos alimentarios, la falta de descanso, problemas emocionales,…)
Los síntomas más comunes que presenta el bruxismo son el desgaste de las piezas dentales, dolor e inflamación de la articulación de la mandíbula, dolor de cabeza y dolor de oído.
Para disminuir la tensión de la musculatura provocada por el bruxismo, os aconsejamos la realización de unos ejercicios que os van a ser de mucha ayuda:
- Relajación. Durante aproximadamente un par de minutos nos vamos a centrar en nuestra respiración. Adoptamos una postura que nos resulte cómoda, con brazos y piernas relajados. Cerramos los ojos y procedemos a observar nuestra respiración (inspiración y expiración). Seguramente nos vendrán numerosos pensamientos que dejaremos pasar, centrándonos en la respiración.
- Realización de masajes:
– Con las yemas de los dedos masajear circularmente, de forma suave y lenta la musculatura situada por encima del ángulo de la mandíbula.
– Con la yema de los dedos índices, corazón y anular, realizar una suave presión en la misma musculatura, situada aproximadamente un dedo por debajo del hueso del pómulo. Si se notan zonas de mayor tensión o especialmente dolorosas, presionar sobre ellas muy suavemente.
– El mismo ejercicio anterior, solo que se colocan los dedos índice y corazón por debajo de la sien, ligeramente más arriba del hueso del pómulo.
– Colocar los índices sobre los molares inferiores. La boca se debe mantener ligeramente entreabierta, de forma cómoda y relajada. Se realiza una contracción suave de 3 a 5 segundos intentando cerrar la boca mientras los índices resisten la contracción. Cuando cesa la contracción, con los índices se empuja suavemente el maxilar inferior hacia los pies. Mantener unos 30 segundos o más, o hasta que se note la relajación completa de la mandíbula. Repetir tantas veces como se quiera.
- Tirón de orejas. Tumbados en una posición cómoda, realizamos una presa con nuestros dedos pulgar e índice sobre el lóbulo de la oreja, y vamos a traccionar o “arrastrar” de forma suave en dirección a los pies. Cuando notemos una resistencia, mantenemos la tracción. Poco a poco iremos notando que los tejidos se relajan.
- Ejercicios de movilización. Realizar ejercicios de apertura y cierre de la boca, desplazamientos del hueso inferior de la mandíbula (maxilar inferior) en ambas direcciones, derecha e izquierda, para estirar la musculatura.
- Estiramientos cervicales. Nos llevamos la oreja hacia un hombro y mantenemos la tensión durante treinta segundos, de forma suave, lenta y progresiva. Realizaremos estiramientos hacia los dos lados para conseguir una relajación total de los tejidos.
Esperamos que los pongáis en practica y os sean de ayuda.