Las ampollas en los pies son bolsas de líquido que se forman en las dos capas superiores de la piel y que se producen cuando estas capas frotan una contra otra hasta que se separan, produciendo un hueco que se llena con un líquido acuoso.
Los síntomas que se presentan con la aparición de una ampolla suele ser molestia y dolor, enrojecimiento de la piel, ablandamiento y levantamiento de la piel donde se está formando la ampolla.
Existen varias causas que dan lugar a la aparición de las ampollas:
– El mal uso del calzado. Debido a que son excesivamente grandes y dan lugar a la fricción del pie y el zapato, el uso de un calzado demasiado justo que somete al pie a demasiada presión y al uso de calzado nuevo durante un largo periodo sin descanso.
– La exposición a temperaturas extremas (frío o calor).
– La exposición de los pies a productos químicos (cosméticos, detergentes, disolventes…).
– Reacción alérgica.
– Estados de salud (estrés,…)
– Mala transpiración del pie.
– Infecciones por hongos.
– A causa de otras afecciones como el eczema dishidrótico, la varicela y el herpes.
¿Cómo podemos prevenir las ampollas?
– Manteniendo los pies secos. No usar calzado húmedo o mojado.
– Sustituyendo los calcetines con regularidad.
– Evitando el uso de un calzado que sea demasiado ancho o estrecho. Si vais a utilizar calzado nuevo, usadlo frecuentemente y por cortos periodos de tiempo para que los pies se vayan adaptando.
– Evitando la exposición de los pies a temperaturas extremas, y en caso necesario, utilizar un calzado adecuado.
En el caso de tener una ampolla ya formada en el pie, el tratamiento a seguir sería:
Limpia el área de la ampolla con agua tibia y jabón. Usar jabón antibacteriano.
Si la ampolla no duele al caminar debemos dejar que se cure por sí sola.
Si es dolorosa al caminar, lo mejor que podemos hacer es drenarla. Para ello utilizaremos una aguja hipodérmica previamente esterilizada. Introducimos la aguja en la base de la ampolla con el fin de vaciarla de líquido. Desinfectamos la zona con un antiséptico y la cubrimos con una gasa, almohadilla, tirita…
Vamos manteniendo la zona limpiándola y cambiando el vendaje con asiduidad y dejamos que sane.
No realizar el tratamiento previamente descrito en caso de que la ampolla drene pus, huela mal o se enrojezca ya que es probable que esté infectada. Del mismo modo, no hacerlo en caso de que la ampolla tenga sangre. Para estos casos es mejor acudir al médico.