La entesitis es una afección que se da principalmente en el cuello, y que se traduce en dolor como reflejo de una lesión cercana al mismo.
La entesitis es un proceso inflamatorio de la entesis, punto donde se insertan tendones y ligamentos en el hueso.
Los tendones son tejidos fibrosos que unen los músculos a los huesos y sirven para ofrecerles movilidad.
Los síntomas que suelen darse en la entesitis son dolor, inflamación, sensación de calor y enrojecimiento en el punto doloroso. Son síntomas que se asemejan a los síntomas de la tendinitis, pero en el caso de la entesistis el dolor es más localizado y puede ser referido sintiéndolo a lo largo de todo el hueso.
Además puede volverse de carácter crónico al acumularse calcio y formarse hueso nuevo donde antes había tendón. Debido a esto pueden aparecer pequeños “picos de hueso” que sobresalen.
La causa principal de la entesitis es un traumatismo tras un golpe o caída, o un sobreesfuerzo al realizar movimientos repetitivos. La entesitis suele afectar generalmente a mayores de 40 años y a personas que practican deportes de contacto o de riesgo.
También puede aparecer junto a otras enfermedades degenerativas reumatológicas como la espondilitis anquilosante o la artropatía.
Su tratamiento es similar al de una tendinopatía, normalmente se basa en el reposo, el uso de antiinflamatorios, infiltraciones de corticoides de carácter antiinflamatorios y rehabilitación. Todos ellos tienen el objetivo de aliviar el dolor y la inflamación de la zona afectada.
Solo en algunos casos en los que la lesión no mejora, se recurre a la cirugía.
En fisioterapia el uso de los ultrasonidos y la electroterapia ayuda mucho a aliviar los síntomas de esta afección. Esta terapia se realiza a través de la emisión de una onda terapéutica mediante un transmisor, generalmente en forma de gel o agua, que trata los problemas de la entesis.
También el uso de los TENS o Estimulación nerviosa trans-cutánea alivia el dolor al impedir que las células nerviosas se activen.